Melodía de un silencio desordenado

Soy ese testigo silencioso que espía las conversaciones de las farolas de madrugada. Iluminando el camino largo de los ebrios; pasos confusos para una noche ahogada.
Las canciones tristen alegran corazones rotos. Mi corazón remendado por tus letras...
Si me cantas otra canción al oido muy bajito, prometo dormirme esta vez, prometo soñarte de nuevo.
Soy la ventana que esconde tragedias de amor; soy la persona que odias cuando se calla verdades; soy las escaleras de emergencia cuando no existe la alarma de incendios.
Puedo ser el desorden de tu cama cuando ordenas tus ideas y tus lágrimas. Soy tu diario vacío de historias bellas.
Soy tres minutos de canción melancólica por ti.
Anda, cántame otra vez esa de Serrat...

El que no corre...

Cuanto más alto volemos más lejos estaremos de estás tardes de invierno, y nos iremos, y nos reiremos, y jugaremos, y juraremos volver de nuevo en primavera.
Volaré y volaré hasta el abismo de tu cuello, anidaré sobre tus hombros y espantaré todas las sombras que planeen por tus pestañas.
Que me quiero quedar dormida y no verte llorar más. Estar tranquila cuando no estás en casa, y poder pensarte y descubrir que no estás pensando de qué color se pinta la tristeza.
Y cuando no podamos volar más, descansaremos en lugares prohibidos, y besaremos el color azul de nuestro techo.
Y sabremos que aunque los días pesan, pasan y pasan de largo siempre; aunque cerremos la puerta de golpe, por debajo volverán a pasar los recuerdos, volveran.
Por ti esta noche seré superman...

Punto y seguido

Ya he dejado sobre la mesa este mes de noviembre para que se lo lleve lejos el olvido y con el tiempo me lo devuelva el recuerdo a modo de fotografía. Y es que el paso de los meses anestesia los dolores y deja de llovernos el alma.
Esta ausencia que nos queda nos desangra las arterias de momentos que ya no podremos repetir... Ahora solo nos queda en la mente y en el corazón tus ojos clavados, tus paseos no dados, tu compañía cada día... nos queda todo y nada a la vez.
He dejado tambíen sobre la cama la manta que te gustaba, por si vuelves de alguna forma, aunque yo no te vea. Sé que vuelves cada noche.
No cambiaré nada en casa, los días pasarán como siempre han pasado, y cuando el polvo intente hacer desaparecer trozos de vida, yo misma me encargaré de asesinarlo y tirarlo por las escaleras.
Ahora es cuando te digo esa frase que Jorge Drexler canta: nada se pierde, todo se transforma...
Buen viaje.

Infracción leve... 2 puntos

Debajo de la alfombra, nuestros pasos convertidos en ceniza. Escóndeme entre tu pelo y tu cuello, que ya me encargaré yo de que nadie descubra el delito que llevas camuflado en carmín rojo.
Subiendo las escaleras a la derecha, nuestros abrazos encubiertos tras la puerta. Pasa sin llamar, para tí abren mis ojos las 24 horas.
Qué más quieres?
Vamos, pídeme lo que quieras...
Los semaforos de tu calle ya no son capaces de detenerme.

Archivadores definitivos

Guardo en una caja de cartón los recuerdos olvidados, empolvados y marchitos. Muertos por el paso del tiempo, que no perdona.
En mis manos cada surco de piel lleva tu nombre, y cuando aprieto los puños, palpita tu corazón en la yema de mis dedos.
No sabes que te escribo cada madrugada mientras duermes. Que te engaño con la sombra de tus sueños. Que te pinto en cada cuaderno en blanco; mil folios llenos de ti.
En el segundo cajón de la mesilla de noche se quedan encerradas las palabras que no encajan contigo. Y cuando lo abro, se derraman por el suelo celosas de tu nombre.
Y por más que te diga lo que siento, siempre me quedaré corta, porque mis palabras no alcanzan...
Te llenaré el trastero con mil cajas de cartón, por si algún día lejano, tu amnesia se olvida de mí.

Juegos inventados

Está noche haré magia contigo. Sobre tu espalda pondré todas mis cartas y jugaré un solitario hasta que tus ojos me dejen sola. Ya sabes que no me gustan los juegos de mesa, pero si te empeñas, jugaremos en serio, con apuesta y todo.
Tu prefieres la ruleta rusa, así que sustituiremos el revolver por nuestras bocas, si pierdes te tiro un beso, ya ves que de esta no te mato, aunque tu quieras perder siempre...
Me encanta hacer trampas contigo.
Subamos la apuesta.

Como un gato en los tejados

Ayer subí al tejado de mi casa, buscando el recuerdo que habías dejado para mí en casi todas las cabinas de teléfono de la ciudad.
No sé cuánto dinero gasté en cada llamada, pero siempre me daba comunicando...
Memorizar las cosas se me da mal, por eso lo apunto todo en papeles que después no encuentro.
Te llevo doblada dentro del bolsillo izquierdo de mi pantalón; tres letras, nueve números y una frase.
Un día te llevaré de paseo, y cuando el sol se duerma, tú y yo patearemos de nuevo las calles del centro, tan grises y tan llenas de vida.
Mientras tanto, seguiré subiendo a los tejados y espiaré tu ventana cerrada.
Vuelve pronto, el teléfono y mi corazón te echan de menos...Ya no me quedan más antenas que contar, así que empezaré con los aviones.
Seguro que en uno te encuentro buscándome.

Memoria pez

A veces me pregunto a dónde se van los suspiros que se escapan sin querer, o a dónde se van las palabras que se repiten con el tiempo y quedan suspendidas por momentos antes de evaporarse en silencio.
A dónde se van los secretos que te cuento, si son secretos... y a dónde se van las sonrisas que aparecen solas cuando pienso en tus sonrisas.
A dónde se van los minutos que pasan de largo.
A dónde van los caminos que no conoces, o a dónde van los que se van a por tabaco y no vuelven.
A dónde se va el humo de los cigarros si encima de tu cabeza solo está el techo.
A dónde se van los dolores cuando ya no duelen.
A dónde se van los te quiero que piensas y no pronuncias.
A dónde se van los recuerdos si dejan de ser recordados... y a dónde se va el olvido cuando nos olvidamos de todo.
Menos mal que estás tú y que sigo tus pasos siempre...
Al menos se a dónde me llevan.

El cuento más bonito del mundo

Hoy te voy a contar un cuento de palabras olvidadas y miradas escondidas... De sonrisas que fatigan noches y de mañanas convertidas en eternidad.
Te voy a contar un cuento de besos, de promesas, de alegrias... De caricias extraviadas en la espalda y sentimientos esparcidos por el suelo de tanto regalar sentimiento...
Un cuento como ningun otro cuento... Un cuento que no está escrito en libros, que no se sabe que es un cuento si no estás dentro de él... Un cuento sin principes ni princesas, sin sapos, sin caballos blancos.
Déjame que te cuente ese cuento que me regalas cada día, y que cada noche conviertes en un cuento diferente por ser tú la protagonista principal y sin actores secundarios.
Hoy te voy a contar un cuento...
El cuento de nuestras vidas.
Tu y yo...
...y un final con perdices...