Tarde, mal y arrastro
Siempre me descubres cuando llego tarde a casa. Me dejas la mente en blanco y el folio vacio. Intento volcar palabras y me atropellan las consonantes que sostienen tu nombre.
Que pena cuando se atascan todos los silencios en mi garganta; solo consigo toser cuando quiero susurrarte mientras duermes. Se encadenan las vocales en mis dedos y se acumulan los tachones.
No desiste mi empeño de inventarte cada noche, en cada cuerpo, en cada cama, en cada suelo que pisas. A veces llego tarde, mal y arrastro... pero me abres la puerta de tu casa y de tu corazón, y aunque es pedir demasiado, te pido la noche y todos los días que van llegando.
El caso es que me das más de lo que yo pido y ofrezco, a cambio te dejo en las sabanas el calor de mi aliento, que no es demasiado, pero es todo para tí.
Consigues en un instante lo que nadie consigue de mí. Consigues que te demuestre que sin palabras el mundo tiemble. Que las miradas sean nuestra guerra particular sin sangre, sin miedo, sin batallas y sin banderas blancas.
Consigues que mis sonrisas llenen espacios en blanco.
A veces llego demasiado tarde; pero el caso es llegar siempre.
Espérame para cenar todas las noches de tu vida.
Que pena cuando se atascan todos los silencios en mi garganta; solo consigo toser cuando quiero susurrarte mientras duermes. Se encadenan las vocales en mis dedos y se acumulan los tachones.
No desiste mi empeño de inventarte cada noche, en cada cuerpo, en cada cama, en cada suelo que pisas. A veces llego tarde, mal y arrastro... pero me abres la puerta de tu casa y de tu corazón, y aunque es pedir demasiado, te pido la noche y todos los días que van llegando.
El caso es que me das más de lo que yo pido y ofrezco, a cambio te dejo en las sabanas el calor de mi aliento, que no es demasiado, pero es todo para tí.
Consigues en un instante lo que nadie consigue de mí. Consigues que te demuestre que sin palabras el mundo tiemble. Que las miradas sean nuestra guerra particular sin sangre, sin miedo, sin batallas y sin banderas blancas.
Consigues que mis sonrisas llenen espacios en blanco.
A veces llego demasiado tarde; pero el caso es llegar siempre.
Espérame para cenar todas las noches de tu vida.