domingo, octubre 07, 2007

Inmunodeficiencia de un corazón


Lo perdí una noche, buscando las llaves de casa. Apareció tu sombra por detrás y me robó el corazón de cuajo. Como un taladro silencioso, agujereaste mi espalda con tus dedos y lo encontraste moribundo.

Después de unas cuantas terapias de choque y refuerzos en las costillas, aguantó el peso de varios años en estado comatoso.

Sigue guardado en una caja secreta que tu mimas como nadie, por si la recaída lo llevara al olvido. Por si las palabras fueran demasiado tormentosas. Por si el tiempo lo tiñera de gris ceniza y el rojo pasión se quedará solo al filo de unos labios...

Regálame el corazón si algún día decidieras olvidarme.
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