martes, octubre 31, 2006

Palabras insomnes, sentimientos dormidos

Ayer mientras dormías, busqué por todos los rincones de la casa algún sueño cansado para mí. Encontré uno, pero estaba demasiado usado, y claro, no me sirvió...
Me quedé insomne a tu lado, celosa de los parpados, que te llevaban a lugares lejanos, preguntándome si yo estaría también en esos lugares contigo.
Van cuatro cigarros... en el humo dibujo tu cara y me sorprende la facilidad que tengo para perder las cosas, hasta pierdo el sueño. Que canalla... Nunca me salieron bien los 0, así que me inventé mis propias formas, he de reconocer que me gustan más.
Hasta en el humo del cigarrillo te encuentro, por eso a ti nunca te gusto jugar al escondite conmigo.
Esta noche la volveremos a dejar en tablas.

Y van cinco cigarros...

sábado, octubre 28, 2006

1 + 1 = 7

Caprichos de la vida. Como por arte de magia camino a tu lado. Presente tu y yo. Futuro tu y yo. Pasado tu y yo por caminos diferentes. Tal vez tu y yo siempre compartimos vida sin saberlo. Respiraba el aire que tu desechabas y desandaba los pasos de vuelta a casa, para aprender después de memoria el trayecto hacia tu vida.
Uno más uno igual a siete. No me preguntes por qué, pero siete razones me sobran para pronunciarte. Y posiblemente me quede corta de palabras cuando te miro a los ojos, pero tienes ese don. Ese don que enmudece mis labios y contrae los músculos a tu paso.
Si en el estomago se sienten mariposas, yo siento bofetadas de calor en la cara. No duelen claro; solo sonrojan, y es la evidencia la que llama a la puerta de tu casa para hablarte de mí.
Así que no puedo guardar secretos que te nombran, porque una mirada tuya bastará para matarme...
(de amor)

viernes, octubre 27, 2006

Infinitamente tu

A tres metros bajo tierra, entre tus pasos y el infierno, me encuentro. Agarrada a tus tobillos como sombra perezosa y silenciosa. Voy contigo aunque no vaya. Me llevas sin saberlo en cada palabra no pronunciada. Entre tus manos asesino madrugadas y entre tu cuello resucitan las mañanas como si fuese mi último día de vida a este lado del mundo, que no gira, pero se tambalea con cada parpadeo tuyo.
En cuatro paredes me conviertes, para colgar sonrisas a tu antojo. Soy un bufón sin alma cuando te alejas, no te vayas todavía...
Y si el reloj lo permite, robaré horas y minutos para añadir a tus recuerdos, que son ellos los que endulzan las nostalgias que a veces me dejas. Con cada beso de despedida me llenas la boca y el alma.
No puedo guardar en el pecho todo el sentimiento que me regalas, por eso en casa las bolsas del supermercado también están llenas de ti...

miércoles, octubre 25, 2006

Cadena perpetua

Después de haber saltado al vacío y haberme topado de bruces con tus labios, no me arrepiento de haber suicidado mi boca, mis manos, mi cuerpo, mi vida.
No consigo borrar las huellas de tu crimen. Asesina en serie de mis pasos, espía de los sueños que guardamos en la cama y que cada mañana nos delatan. Ahora sí que no tengo nada que hacer, no tengo coartada, no no no.
Mi condena: cadena perpetua... que bien suena. Encadenada a tus besos y a tus brazos, claro que suena bien.
“Tiene algo que decir la acusada?”
“Si. Soy culpable, y que feliz soy...”

jueves, octubre 19, 2006

Lluvia


Lluvia en los ojos de Sara, porque entre cada lágrima olvidó el aliento, olvidó los sueños, olvidó su nombre.
Tanto amanecer volcado, tanta esperanza perdida, y entre tanto alcohol, paisajes borrosos de su vida ahogados en lluvia.
Los ojos de Sara no ven más allá que los ojos de la gente, porque Sara dejó de ver de frente, y decidida en su empeño de perder batallas, le dió la espalda al mundo.
Agazapada en su rincón favorito, ve pasar las noches con lluvia en sus ojos, no quiere reconocer que las tormentas le asustan y le recuerdan que un día tú fuiste promesa.
De tanto pensarte olvidó el presente y la esperanza, ya no sabe pronunciarte.
Refugiada en su mirada recuerda que llegaste con el invierno, después te marchaste para siempre, dejando tan solo el hueco vacío de la cama.
Palabras calladas esconden los labios de Sara. Desordenada su mente por ti.
Hace tiempo que los ojos de Sara dejaron de ver vida.
Hace tiempo que los ojos de Sara llueven tormentas de lágrimas.

domingo, octubre 15, 2006

Paraiso particular

De tu boca roja nació el verbo convertido en carne ante mis ojos. Un escalofrío transformado en puñalada al penetrar en el fondo de tu cuerpo.
Espiral de odio. Soy el pez que se muerde la cola cuando estoy en tí.
Carreteras de un solo sentido; y a la vuelta, luz ambar del semaforo. O aceleras mi vida o la frenas de golpe.
El abismo de tus manos quema más que el fuego del infierno, y en el corazón, quemaduras de tercer grado.
Cuida bien de no perder la noche, tras ella se esconden los sueños que sueño a veces despierta, otras veces son sueños insomnes de tiempo, de madrugadas negras y de estrellas asesinadas.
Mientras tanto, seguiré fumando mientras te espero. He de reconocer que nadie mejor que tu me habló tan bien del paraiso.
Quiero otra manzana por favor...

miércoles, octubre 11, 2006

Mi pecado

Permíteme ahora que estás dormida hablarte. Ya lo sabes, es más fácil para mí que tus oídos estén dispuestos a escucharme a estas horas de la madrugada, y sin respuestas por tu parte, mejor.
Hace tres años tenía un gato que ladraba, a ti te parecía raro y a mi no, por eso entendía que te pudiera querer tanto (cosa que sigo haciendo). Ahora comprendo por qué cada gota de lluvia es diferente y todas mojan igual.
No me canso de estar callada cuando estoy a tu lado, ni de hablar demasiado cuando no estás delante.
Aunque te parezca extraño, me gusta poner la lavadora y comprobar que no solo compartimos detergente. Planchar se me da mal, pero lo sigo intentando...
Siete días de la semana. Siete pecados que siempre cometo. Siete razones y muchas más para seguir a tu lado...
Después de tanto tiempo, me encanta descubrir que sigues siendo mi tercer pecado capital favorito.
Seguiré pecando... sshhh...
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.